Según San Agustín, el mal era la ausencia de la luz (el bien), la ausencia de perfección. Entonces, relacionándolo con lo que afirma Wiener sobre que todo suceso tiene una
probabilidad de llegar a ser, toda persona tiene una probabilidad de ser "mala" e incluso de ser "buena" o "perfecta" (lo cual es tiene una mayor entropía) según las condiciones de su entorno.
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